La venta de bicicletas se han disparado en todo el planeta con la pandemia por COVID-19. Sin embargo, muchas ciudades han observado un fenómeno particular:
Dicho incremento en el número de ciclistas en las calles no se ha significado un mayor número de accidentes protagonizados por ciclistas, por el contrario, estos han disminuido de manera clara.
Uno de los casos más claros es el ocurrido en el estado de Iowa, USA. Según informa el medio Des Moines Register, entre marzo, y junio, el número de accidentes entre vehículos motorizados y bicicletas cayó en todo el estado un 34% frente a los que tuvieron lugar en el mismo periodo de 2019, pasando de 117 a 77.
Al mismo tiempo, las tiendas de ciclismo a nivel mundial, tienen listas de espera de hasta 4.000 bicicletas. “Absolutamente alucinante”, ha declarado al citado medio Bif Ridgway, gerente de ventas de Bike World, una de las tiendas más importantes en Estados Unidos.
La explicación es sencilla: el tráfico total de vehículos motorizados en las carreteras bajó un 30% desde el 13 de marzo al 23 de julio.
Pero hay algo más: el hecho de que haya más ciclistas en las calles y las carreteras hayan aumentado su visibilidad, ha provocado que los conductores sean más conscientes de ellos.
Para seguir trabajando en esta dirección, expertos en movilidad urbana señalan que la clave es: Reducir la velocidad del tráfico, limitar la cantidad de vehículos en las calles y construir ciclovías.